martes, 30 de noviembre de 2010

De perdidos al río


Ando muy muy muy baja de moral últimamente.

De hecho hago lo posible por estar en casa el máximo número de horas, lo cual para mi es señal inequívoca de que las cosas están peor otra vez.

Estoy tan cansada. Aunque intento pensar en positivo tengo el profundo convencimiento de que la partida está perdida de antemano. ¿entonces si no tengo alternativa solo me queda lamentarme? No lo sé.


La ansiedad se ha apoderado de nuevo de mi vida. En cierto modo me calma, me tranquiliza verme inmersa en esta horrible vorágine. Es algo que conozco, que domino, que siempre ha estado en mi vida. Supongo que estoy dejando que pase, tampoco lo sé bien. La comida me anestesia "mentalmente". Me da un motivo más para odiarme y sentirme culpable, pero aunque parezca mentira es un dolor más dulce que el de fracaso y el de verme atrapada en una vida que no me gusta.
Me estoy dejando llevar. Sí, lo reconozco. He dejado de remar en dirección contraria. Me abandono porque no puedo más. Quizás también porque creo que necesito una nueva catarsis que me haga resucitar. La enésima. 

Mi vida es tan previsiblemente cíclica...

Me siento tan mayor, tan aburrida de mi misma


.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Adicta

Mi vida entera es una mierda.

Sí, de nuevo eso de "el mundo contra mí". No sé qué hacer. Estoy perdida. Sé que debería ser inmune a estas cosas, que prácticamente es mi estado natural, pero sigo siendo una soñadora inconformista.

Me declaro adicta a muchas cosas. Hay momentos en los que mi situación me aparece como algo indescifrable y en otras soy capaz de entender claramente y punto por punto todo lo que está ocurriendo. Soy una yonki. Atravieso breves fases de abstinencia durante las cuales me intento convencer de que todo ha pasado. Pero ahí está de nuevo.

Necesito la sensación de descontrol. Necesito mi droga. Necesito usar la comida de forma sucia, casi obscena, como un vehículo que me conduce sin remedio a la ruina. A eso también soy adicta: autodestrucción Vuelvo a despreciarme cada instante, cada segundo del día. Mis errores van aumentando de tamaño hora tras hora, y al final del día siento que van a aplastarme por fin haciéndome un poco más invisible.




Comer y comer y comer y comer. Tragar. Comer. Vomitar. Lamentarse. Odiarse. Comer. Estoy gorda. Mierda estoy muy gorda otra vez. Comer. Llorar. Vomitar. Comer. Vomitar y llorar. Mierda estoy tremendamente gorda, joder. Comer.


El único consuelo que tengo es que estoy convencida que de un momento a otro sacaré fuerzas para cerrar la boca. pero, ¿entonces cómo ahogaré mi angustia? ¿dónde me refugiaré?. Comer es mi droga y necesito sentir todo esto para sobrevivir.

Todo es una gran mentira. Necesito esta enorme capa de grasa para protegerme del mundo exterior. Soy frágil y demasiado mayor para cambiar.


arfgh


,